Siete maravillosas lecciones que aprendimos después de nuestra ruptura

Tiene mucha razón la frase “después de la tormenta sale el sol”, porque todas en algún momento nos hemos sentido muy tristes cuando se terminó esa relación que pensábamos iba durar un buen tiempo, quizás sabíamos que no era para siempre, pero sí que seríamos felices por un buen tiempo; sin embargo, se acabó y nos dejó un dolor en el pecho, pero te has preguntado ¿qué de bueno saqué de esa ruptura? Tienes que ser consiente que no todo es malo, cada situación nos trae una enseñanza, ya depende de nosotras si nos quedamos con lo bueno o malo, por ello te vamos a mostrar siete maravillosas lecciones que sacamos de nuestra ruptura.

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A pesar que hayamos amado con todo el corazón, aprendimos que por sobre todas las cosas primero estamos nosotras y nuestra estabilidad emocional. Aprendimos que llega un momento en el cuál no sirve de nada “desvivirnos” por una persona que no valora lo que le podemos dar. No te olvides que para estar bien con el mundo, primero tienes que estar bien contigo misma.

Muchas veces nos aferramos a las cosas, a las personas y es muy difícil soltar. El miedo nos inunda porque no sabemos qué haremos después, ya tenemos cierto confort con ciertas situaciones o personas, pero luego de terminar esa relación aprendimos a que es bueno dejar ir, decir adiós, desaparecer un tiempo, que marcharnos es botar lo malo e ir en busca de lo bueno. Y cuando decimos bueno, no nos referimos alguien, sino lo bueno que tenemos dentro de nosotras mismas.

Es casi imposible lograr ser amiga de tu expareja luego de terminar la relación, primero debes de cerrar el ciclo por completo, nada de poner pañitos de agua tibia para amortiguar el dolor. Si deciden separarse debe de hacer definitivamente, darse un tiempo, ya luego sí podrán tener una amistad. Pero primero, debes de decir adiós en su totalidad.

También aprendimos que muchas veces no es suficiente un “chao” que tenemos que soltar los lugares, las canciones, los planes, los sueños, las conversaciones y  hasta el historial de WhatsApp. Hemos tenido que obligarnos a no inventar excusas para enteraros de su vida y más bien interesarnos en reconstruir la nuestra, porque finalmente es más provechoso usar el tiempo en levantarnos del suelo que en lamentarnos por lo que ya no haremos junto alguien que ya no es parte de nuestra vida.

Tuvimos que aprender a manejar la frustración de ya no estar para él en sus momentos difíciles, de aguantar las ganas de llamarlo cuando algo nos iba mal y en vez de eso confirmar que es más efectivo enviar buenos deseos desde el anonimato. Estar ahí de corazón es mejor y menor dañino que volver a abrir la herida.

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Entendimos que somos humanas y que nuestro perfeccionismo nos había llevado a que no podíamos fallar, que por ello nos aferrábamos a una luz de esperanza creyendo que todo iba a mejorar. Pero ahora sabemos que podemos caminar con hidalguía y sentirnos fuertes y valiosas porque aceptamos nuestras derrotas con dignidad.

Confirmé que decir “no”, cuando es necesario, no significa que no quieres a la otra persona o que eres insensible, sino que habrán muchos “no” que tendrás que decir por amor a ti mismo y los otros.