Bruno Agostini reveló que tuvo trío sexual con Andrea San Martín y Melissa Paredes

El sábado marché. Marché con un letrero que decía: "No veas putas donde hay mujeres libres". Mi madre no entendió por qué esa frase y a mucha gente no le gustó. Lo comprendo. Es una frase fuerte. Pero es lo que se vive en Perú.

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Cuando llegué a este país muchos me recibieron con los brazos abiertos. Pero muchos y sobretodo muchas no podían entender cómo una joven de 22 añitos había logrado llegar para rediseñar un suplemento dominical y escribir crónicas en el segundo periódico más importante. La mayoría de colegas del medio y de otros medios -en vez de acercarse y preguntarme por mi trayectoria profesional que empezó a los 14 años- llegaron a conclusiones solos.

No importó que mis notas fueran buenas. Los rumores eran más fuertes. Simplemente era joven, no era fea, estaba soltera, era amable,  había conseguido un trabajo y para rematar era colombiana: yo tenía que ser la amante de alguien.

Hablaron a mis espaldas. Yo decidí ignorarlos. Vivir mi vida y seguir creciendo fue mi forma de hacerle la guerra a sus prejuicios y estereotipos. No fue fácil. Más de una vez quise treparme en la mesa central de la redacción y pedir la atención de todos, rogarles que me preguntaran lo que quisieran; pero que dejaran de insultar mi inteligencia. Sentía sus miradas. Y, por los pocos buenos amigos que tenía, me llegaban los rumores.

Pues bueno, ayer me tropecé con una noticia. Su titular gritaba “Bruno Agostini reveló que tuvo trío sexual con Andrea San Martín y Melissa Paredes”, en mi pantalla. Luego, la noticia se lamentaba hipócritamente: “¡Ay no! El español se fue de boca respecto a un encuentro con ambas modelos de la televisión”. Y digo “hipócritamente” porque las declaraciones de este "macho" y esta noticia nacieron en el mismo imaginario social del que surgieron los prejuicios en mi contra.

Este titular genera clicks y dinero a un medio sin conciencia porque nos han enseñado a ver putas donde hay mujeres libres.

Te hablo a ti, mujer que ya estás juzgando a Andrea y a Melissa. A ti que mientras te sonrojas con la información, arqueas una ceja y lo único que se te pasa por la cabeza es que si la noticia es verdad, entonces son unas regaladas, unas fáciles, mujeres de mal vivir. Su dolor, su vergüenza, su rabia de ver su vida privada e intimidad expuesta ni te hacen cosquillas. De empatía cero.

Te lo digo a ti, hombre que seguro al ver la nota pensaste: "que maestro es Bruno Agostini". Porque obviamente fue él quien las convenció, fue tan audaz e irresistible que esos dos mujerones prefirieron compartir su cama a no tenerlo.

Te lo digo a ti lector o lectora que se zambulló de entrada a leer esa noticia como si fuera a aportarte algo más que alimentar tu morbo.

Jamás he hecho un trío y no me atrae hacerlo. No es por eso que escribo este post. Es por el hecho de que -sea verdad o no lo que este patán dice- nuestros imaginarios sociales, nuestros paradigmas y parámetros no nos dejan ver a dos mujeres viviendo su vida. Esa es la única razón por la que esto es noticia. Y es por esa misma razón que 7 de cada 10 peruanos piensa que si una mujer está usando minifalda, pues está provocando o pidiendo ser violada.

El sábado marchamos. Ese día fue hermoso y emocionante. Llevadas por la alegría muchas gritaban a mi lado: "Y ya murió, y ya murió, el machismo ya murió". Yo no participé de ese cántico porque sospechaba que no era verdad, que era muy pronto, que era demasiado optimista. La media docena de ataques a mujeres reportados en estos cuatro días han confirmado mis temores. Y esta noticia, publicada por un portal dirigido a MUJERES, es el síntoma que nos indica claramente por dónde tenemos que comenzar a trabajar si de verdad queremos cambiar la realidad y que no haya #NiUnaMenos.